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Juan Rulfo, una puerta hacia una realidad mágica permanente y atemporal en sus obras

Dale Play y escucha La Freaky Radio Para conmemorar 96 años de su nacimiento Juan Rulfo nos dejó una puerta hacia la concepción y percepción de un México mágico en otro universo: su legado en la literatura y fotografía. Algo que podemos afirmar en el arte y sus vertientes es que poseen un tiempo que … Read more

Por: Monterrey Rock

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Para conmemorar 96 años de su nacimiento Juan Rulfo nos dejó una puerta hacia la concepción y percepción de un México mágico en otro universo: su legado en la literatura y fotografía.

Algo que podemos afirmar en el arte y sus vertientes es que poseen un tiempo que hereda una percepción atemporal que los hace vigentes a través del paso del tiempo.

Por lo general no es fácil describir un sueño, imaginar lo inimaginable, nombrar lo inombrable y concebir una realidad alterna con detalles, con luces y sombras, con ecos, con polvo, con aire, con soledad, con vacío con olvido agradable, podría ser confuso e inclusive invalidar toda justificación de credibilidad.

Juan existió para llevarnos de paseo a su memoria y su perspectiva de ver y apreciar las cosas hasta transmitirnos familiaridad en sus hechos, en sus descripciones, en sus momentos revivibles y multifacéticos según cada ocasión que sea leída su historia, nunca es la misma apreciación, ese diálogo en su mundo para proyectarlo en tu mente y dejarlo permanente por siempre en tu memoria, te atrapa y sugestiona para irracionalizar tu certeza. Ese es quizá el factor donde el arte te atrapa, te funde y te modifica tu percepción sintiendo en tu mente una especie de luz, espasmo, alegría y cambio de color hacia todo lo que te rodea para proyectarte en tus sentidos como se abre tu forma de ver el mundo y de ahí seleccionar y crear tu propia realidad.

Si las palabras tuvieran color las suyas se pintan con color México, con pasado, con magia, delicadeza, cariño, soledad, una especie de nostalgia agradable y confortable.

Recordar y hablar de Juan es sentir la piel eriza, perderte por unos momentos sin tiempo en la ilusión, memoria, desolación…cuando retomas la realidad haz dejado de estar y no puedes dejar de seguir palabra a palabra el segmento entre sus líneas que después poco a poco pueden hacerte notar borroso el entorno en el que te encuentras, es como si recordarás alguien conocido que añoras y al punto de extrañarlo…quizá tan real como haber estado en un extraño y detallado sueño.

¿Cuántas notas existirán acerca de él y su vida? el sabor y aroma de cada detalle de luz y sombra memorable de su legado…empacado con el pasar de los años…

De su vida relacionamos la mezcla del misticismo del realismo mágico con la realidad narrada por Juan en sus escasas entrevistas determinadas por su ceño gestual específico en su mirada y su quijada, vamos entrelazando sus múltiples biografías y ¿qué decir de sus murmullos?, donde nos condena a saber más…a un encanto inalcanzable de haberle conocido…pero solo nos quedan los relatos y sus memorias.

Juan Rulfo es como abrir una puerta a otro mundo, luego entrar y encender una luz para de inmediato perderte en el tiempo de su amplio legado existente en una galaxia infinita de su literatura, escribiendo historias más allá de lo que nuestra percepción concibe y después lo recrea fragmentando en nuestra mente como una experiencia familiar hilada por palabras y escenas, dejando a nuestra memoria hacer su tarea de recrear su particular escenario dictado por su espesa y diluida forma de escribir con acentos de luces y sombras que se encienden y apagan en los escenarios de nuestras mentes, Juan transmitió y eternizó la época de un México real en sus fotografías trascendentes, su trabajo aportó históricamente hechos, sucesos, motivos, olvidos, espacios y rincones de México.

Juan nació un 16 de mayo de 1917 registrado su nombre de Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno en un lugar llamado Sayula donde quedará impregnado por el resto de la Historia. Fué huérfano a una corta edad,sumergiéndose en un mundo muy particular. En busca de estudios se traslada de Jalisco a la Capital Mexicana Ciudad de México arraigando sus conocimientos sobre temas de antropología, historia y geografía de México con las cuales alimentan sus proyectos y su cosmovisión reforzada por sus experiencias en sus viajes por todo el país en los años de 1930 y 1940 donde inicia sus publicaciones y su trabajo fotográfico.

En 1930 participa en la revista México. Para la revista Pan publicó en 1945 “La vida no es muy seria en sus cosas”, “Nos han dado la tierra” y “Macario” también publicado en 1946 para la revista América. En el año de 1948 publicaron “La cuesta de las comadres” para 1950 “Talpa”. En los años cuarentas es cuando se enamora de Clara Aparicio con quien se casó en 1945 y forma una familia. Juan recibe 2 becas otorgadas por el Centro Mexicano de Escritores y es cuando repunta su carrera en 1953 con “El Llano en llamas” y en 1955 con “Pedro Páramo”. ES en el año de 1958 cuando termina su segunda novela “El gallo de oro” que fué publicada posteriormente hasta 1980. Por su calidad narrativa fué reconocido como el gran escritor mexicano hasta nuestros tiempos. Fue a su vez guionista de cine colaborando con Emilio “el Indio” Fernández y con Juan José Arreola también y varios escritores han llevado su obra a la cinematografía. Con la aportación de sus conocimientos sobre la cultura, antropología e historia de México colaboró durante 2 décadas como encargado de la edición de un proyecto del Instituto Nacional Indigenista de México. Juan como en sus narraciones mágicas pasa a ser parte de esos mundos y transformado en palabras un 7 de enero de 1986 en la Ciudad de México y lo que su mirada capturada lo tenemos impregnado en fotografías, dejando su esencia como parte del aliento de nuestra Historia Mexicana.

En palabras de Clara narradas en el documental “Del olvido al no me acuerdo” realizado por su hijo Juan Carlos Rulfo, Clara tiene un sueño donde se vuelve a casar con Juan y no tenía zapatos ni rostro, una amiga le dijo: “La persona con la que te casaste no existió, no te casaste con nadie” con este misticismo es como Juan narraba sus personajes y como se narra él en los sueños de su amada Clara…

Juan Rulfo el escritor, tenemos su obra:

· El llano en llamas
· Pedro Páramo
· El gallo de oro

Otras Obras:
· Los cuadernos de Juan Rulfo
· Cartas a clara

Juan Rulfo el fotógrafo, nos dejó en su obra:

Andrew Dempsey estuvo trabajando en el acervo fotográfico de Juan, recopiló cerca de unas 6,000 imágenes. Colaborando también Daniele De Luigi para seleccionar juntos 100 imágenes que posteriormente se publicaron en el libro editado por Editorial RM titulado: “100 fotografías de Juan Rulfo” contiene edificios, pueblos, paisajes y retratos capturados por su ojo y su lente de realidad.

Existen una gran cantidad de publicaciones que contienen su acervo fotográfico publicado

Pueden navegar en el mar de su obra en la página oficial que describe su legado http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/juanrulfo/home.html

“Hay una leyenda y una aura mágica”, dice el escritor Juan José Arreola sobre Juan Rulfo al principio del documental que realizó el hijo del escritor. Esa leyenda persiste en cada párrafo que dio realidad a otras realidades dentro de las realidades de nuestro México.

En mi sentir particular, leer a Juan es como escucharlo, como platicar con él y lo que se sabe es que nunca es la misma historia, siempre es una nueva percepción de su mundo.

Por: Linda Cecilia Muñoz

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