La Explanada Santa Lucía se convirtió el día de ayer en sede de cultura, diversidad, paz y tolerancia, todo envuelto en un ambiente de alegría y fiesta entre amigos regios. Y es que ayer pudimos recordar, pero sobre todo vivir y disfrutar, al talento que surge de las entrañas de nuestra ciudad Monterrey. Celebrando sus 417 años de existencia, pero sobre todo la nuestra, es que bailamos con toda la riqueza de ritmos que esta ciudad ha venido a gestar y que el Festival Internacional de Santa Lucía los vino a juntar.
Esta celebración dio inicio de una manera muy especial ya que mientras se realizaban pruebas de sonido, una bella mujer intencionaba cariñosamente un discreto altar. El líder de la banda Viento Wirikuta, David Iñiguez, tomó el Caracol Sagrado de dicho altar y continuó con la pequeña Ceremonia Ancestral que momentos antes habían consumado bajo el escenario todo el staff de dicha banda, acompañados de familiares y amigos. Fue un momento especial pues se sentía la alegría que tenía la banda por compartir su disco debut “Música de Paz” y eso se contagió entre los asistentes que apoyaban a esta buena propuesta de Reggae Consciente Mexicano. Sus canciones “Buenos Días”, “Hijos del Sol”, “Como Fluye la Vida”, “Pensando (Yo Soy 132)” , “R.Evolución”, entre otras, iban siendo presentadas por David con mensajes que nos invitan a recordar que la verdadera R.Evolución surge desde nuestro interior.
Momentos más tarde es que apareció la banda Noyolo, que significa Corazón en Náhuatl, y que tiene integrantes procedentes de Guatemala y México. Dando por resultado una pegajosa combinación de ritmos orgánicos y llenos de poder que pone a bailar a quién sea, y esto ayer se demostró. Las sonrisas de los integrantes se percibían sinceras y se contagiaban, pues el público evidentemente disfrutaba de su música, mostrando una sonrisa también. La variedad de instrumentos como jarana, violín, percusiones africanas y latinas, etcétera, en conjunto con la buena vibra de sus músicos, hicieron que la tarde nublada de ayer se llenara de frescura y el público se uniera agitando las manos a un mismo ritmo. Algunas de sus canciones son: “Noyolo”, “Amigo”, “Del Alma” , “Eres para mi” y “Ti Toka Xinachtli” que significa “Sembrando Semillas” en Náhuatl. Todo este ambiente tan prendido logró que el público quisiera más de esta gran agrupación, sin embargo la celebración debía continuar y con la cumbia “Serpiente” se despidieron agradecidos cediendo el lugar a sus amigos de La Verbena Popular.
La Verbena Popular salió y consiguió el objetivo de seguir con la fiesta y el baile. La irreverencia que caracteriza al líder de la banda hizo en repetidas ocasiones que la gente soltara carcajadas con sus ocurrencias y esto hacía que se siguiera manteniendo ese ambiente de estar entre amigos todo el tiempo, aún y que el público cada vez se iba convirtiendo en una multitud. El repertorio incluyó tanto éxitos de la banda como “Star sin Ti”, “Un domingo en la Alameda”, “Almada Bros”, “Báilamela”, “Hiéreme”, “Tal vez lo mejor sea” que los asistentes coreaban y apoyaban con las manos en el aire, como algunos covers de los Fabulosos Cadillacs que fueron bien recibidos por la gente. Fue así como después tres grandes grupos de cuna regia, que el escenario estaba preparado para recibir al Gran Silencio y al señor Celso Piña posteriormente.
Cerca de las 20:20 horas inició la proyección de un video con la canción mexicana “La Bruja” en el cual se mostraban imágenes de situaciones deplorables que aquejan actualmente a nuestro país, corrupción, pobreza, inseguridad, entre otras…en eso se queda fija una bandera de México, inician los primeros ritmos de la canción “Radio Poder” y se escucha el grito poderoso de Canito “El Gran Silencio está presente” y todos a bailar. La respuesta a dicho video vino en esta primera canción, comandados por el mismo Canito, todos al unísono coreaban “El pueblo unido jamás será vencido”, de esos gritos que se meten debajo de la piel porque nacen del corazón, una gran experiencia para ser tan solo la primera canción. Como cierre de la misma, se empezó a entrelazar la canción de Tijuana No “Pobre de ti” para lo que el público respondió bailando con intensidad. Le siguió la siempre cantada por todos “Cumbia Poder” y después se vuelve a proyectar un vídeo de corte un tanto político en donde se exponían frases como “No más mentiras” a lo que Canito mando a saludar a las mamás de los políticos por mentirosos recordándonos que nosotros somos más a lo que la gente respondía efusivamente, compartiendo y en el fondo se escuchaban a algunos gritar “Peña Puto”. Si bien el corte del festival no es político es inminente la necesidad de manifestar el descontento de parte de la gente. Después Tony Hernández pidió a los asistentes que le ayudaran a cantar “Duerme Soñando” para celebrar los 21 años que lleva el Gran Silencio de trayectoria, siguieron otro par de éxitos para posteriormente presentar “Cumbia Selection” una canción que aún no está ni en radio, ni en video y que la gente recibió gustosa. Siguió “Chúntaro Style” en donde la gente definitivamente se prendió y de repente se veían asistentes que casi volaban con el impulso que les daban otros. Vino la presentación de cada uno de los integrantes y un momento especial fue cuando todos se juntaron al centro acompañando a Canito a hacer lo suyo, al igual que ver a Campa tocar junto a su hijo, y así de repente de la nada, la canción se vino transformando en “Pachuco” de Maldita Vecindad, como un homenaje a esas bandas de rock mexicano que nos marcaron. Con esto la banda empezó a despedirse, a lo que el publicó reaccionó pidiendo más, se nos hizo muy poco tiempo para una banda con una trayectoria tal como la de El Gran Silencio. De cualquier manera fue muy emocionante ver cómo hay bandas que sí son profetas en su tierra y saben bien lo que están haciendo y cómo lo están haciendo sin perder sus raíces.
Después de cuatro horas ya de buena música y para cerrar con broche de oro es que apareció en el escenario el Rebelde del acordeón, el señorón Celso Piña. Un hombre cuya alegría y pasión por lo que hace lo ha llevado a romper barreras internacionales, llevando su música a todas partes del mundo, pero sobre todo barreras humanas, con Celso no importa si eres “rockero” “popero” “cumbiero” nada importa, sólo bailar y disfrutar. El repertorio arrancó con “Cumbia en mi Tierra”, seguida de “Como el Viento” y “Macondo”. El señor Celso Piña se mostró agradecido en todo momento, hizo uso de una de sus frases clásicas: “Gracias por estar aquí, pudiendo estar allá” y así empezaron los saludos a todas aquellas colonias populares que han apoyado su música desde siempre. Las personas en todo momento se mostraron entregadas a él, y cómo no hacerlo con ese ángel tan característico que el tiene. Era evidente que el gigante del acordeón se sentía sumamente cómodo por estar tocando en su tierra y la comunicación con la multitud, parecía que fuera de uno a uno todo el tiempo. Al momento de interpretar “Cumbia sobre el Río” es que subió Luis Candela mejor conocido como “Pinol” para darnos una probadita de lo que es saber bailar con cadencia, lo cuál el mismo Celso Piña le agradeció por su apoyo en distintos momentos de su carrera. Después vino la tan esperada canción “Aunque no sea Conmigo” la cuál el publicó canto a pulmón abierto, provocando que el Rebelde del Acordeón hiciera una reverencia de regreso a ese gesto. Después interpretaron “Los Caminos de la Vida” seguido por un palomazo de El Gran Silencio para volver a cantar “Cumbia Poder”. Empezaron a tocar “Cumbia Cienaguera” cuando el señor Celso Piña se bajo a saludar directamente a toda la gente de su público que se encontraba a lo largo del escenario, cada abrazo que daba, se percibía sincero y lleno de gusto. Definitivamente este gran hombre disfruta lo que hace y es por ello que es tan bueno, uno de los mejores.
Es así como 12,000 personas, todas distintas, pudimos coincidir en un punto para escuchar una gran variedad musical que abarcaba la cumbia, el reggae, el hip hop y el rock entre muchos otros. Demostrando que la cultura y el arte nos unen, que no hay mayor felicidad que la que viene de sentir el alma libre, de ser, de sentir, de bailar al ritmo que mejor nos plazca. Queda comprobado que aquí en Monterrey, y nuestro país, tenemos para todos.
Reportaje Mona Azul
Foto: Alvaro García