La fotografía de conciertos es una actividad llena de adrenalina y pasión.
En cualquier concierto, ver la entrada de los fotógrafos al “área de prensa” genera mucha expectación y emoción entre el público, ya que es la señal de que el show está por comenzar; pero se han preguntado ¿qué hay detrás de la fotografía de conciertos?
La fotografía de conciertos reúne gran complejidad técnica, ya que el fotógrafo prácticamente no controla las condiciones del ambiente (la iluminación es cambiante, tanto los colores como la intensidad de la luz), el área de prensa a veces no es la óptima (muy lejos, muy cerca, escenario muy alto, etc.), a veces dicha área de prensa se encuentra con sobrecupo, además de que no dirigimos al artista, todo esto genera un apasionante reto desde el punto de vista de un servidor, es decir, el fotógrafo de conciertos es prácticamente un “cazador” que espera las condiciones adecuadas para disparar, pero no sólo eso: tiene además que “cazar” imágenes que impacten, siendo aun mayor el reto.
El fotógrafo de conciertos debe, por tanto, cumplir con aspectos técnicos, pero además la imagen lograda debe expresar y transmitir algo: intensidad, alegría, tristeza, pasión, introspección, un gesto técnico de parte del músico, algo que haga a esa imagen una postal especial. ¡Y todo esto en tan sólo 3 canciones, es decir, máximo 15 minutos! (y a veces nos dan sólo una canción).
Por otro lado, hay una falsa creencia de que el mundo de la fotografía de conciertos es un mundo de glamour, en el que el fotógrafo tiene acceso directo a los artistas y todo es “color de rosa”, pero nada de eso. Como fotógrafo me ha tocado ver y sufrir mal trato por parte de organizadores, personal de seguridad, staff de las bandas, me ha tocado trabajar en espacios en los cuales no hay garantías de seguridad para hacer la cobertura (no me refiero sólo a lugares pequeños sino a eventos y festivales de “primer mundo”), incluso he llegado a sufrir lesiones durante algunas coberturas; así que ¿glamour en la fotografía de conciertos? La respuesta es CERO.
El reto es grande pero la satisfacción es mayor, esto al estar entre el público y el grupo, en medio de ese “tiroteo” de energía y pasión, sintiendo toda esa vibra, lo cual se convierte en una actividad adictiva. La satisfacción viene también al finalizar tu trabajo bajo el escenario, cuando revisas tus fotografías y contemplas los resultados obtenidos, y después cuando tus imágenes son conocidas y reconocidas por el público y por los mismos artistas.
Es indescriptible el sentimiento de alegría de haber podido documentar los conciertos de artistas de la talla de Iron Maiden, Scorpions, Kiss, Bunbury, Santana, Café Tacvba, Deftones, Interpol, Caifanes, Santana, Wolfmother, System of a Down, Garbage, Guns N’ Roses, El Tri, Linkin Park, Judas Priest, Garbage, Kings of Leon, NIN, entre otros grandes artistas.
La fotografía de conciertos es un universo fascinante: “poder congelar el tiempo” a través de una fotografía es algo apasionante, pero poder inmortalizar eventos tan intensos y llenos de adrenalina como lo es un concierto es algo que me enloquece. Parafraseando a los Rolling Stones: “Es sólo fotografía de conciertos pero ¡me encanta!”