En 1971, Jethro Tull publicó una obra cumbre del rock progresivo: “Aqualung”.
Hablar de Jethro Tull es hablar de una banda que marcó toda una época. Esta agrupación conjuntó elementos del folk, el blues y el rock, logrando un rock progresivo que se diferenciaba claramente de los contemporáneos de esa corriente musical.
Después de un despunte notable en su carrera, Jethro Tull se metió al estudio de grabación a finales de 1970, para trabajar en el que sería su disco número 4. En este material, la banda optó por el contraste: incluyeron algunas canciones completamente acústicas y otras de una poderosa contundencia rockera. El resultado fue “Aqualung”, placa conformada por 11 canciones, la mayoría compuestas exclusivamente por el cantante Ian Anderson, en las que se busca explorar aspectos existenciales, tales como la vida de los vagabundos, la religión y algunas experiencias personales.
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El disco fue todo un éxito comercial a pesar de tan densas temáticas; y no es para menos, Jethro Tull brinda en este disco algunas de las mejores canciones de su carrera.
Destacan notablemente la canción que da título al disco, la cual trata sobre un vagabundo que se mantiene acechando niñas, sí, ¡trata sobre un pedófilo! Esta sería la canción más popular desprendido de este disco; posee un poderoso riff de guitarra, cortesía de Martin Barre, y un notable cambio de intensidad. Igualmente, resulta fantástica “Locomotive Breath”, la cual es una intensa canción, en la que el piano, guitarra eléctrica y flauta se manifiestan magistrales a lo larga de toda la pieza.
“Cross-eyed Mary” es, también, una canción muy rockera de este disco de Jethro Tull, en la que nuevamente se aborda a un personaje callejero; Ian Anderson le entra de lleno a la crítica religiosa con “My God”, en la que Martin Barre nos da uno de sus mejores trabajos en la guitarra.
En términos generales, “Aqualung” es un disco perfecto, sin ningún aspecto débil, el cual llevó a Jethro Tull a dar giras por todo el mundo y a ser de los más pedidos en las radiodifusoras, insisto, a pesar de las temáticas tan oscuras que trataban en sus canciones.
Flautas dulces, guitarras contundentes, una voz enloquecida, letras profundas y cerebrales, es lo que engloba este gran disco de Jethro Tull.
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