“Machine Head” de Deep Purple se mantiene como una joya del rock y pieza angular del heavy metal.
Deep Purple no es una banda cualquiera, es un grupo sui generis, que, a pesar de los constantes cambios de integrantes, lograron crear una forma de hacer rock, un rock muy duro y denso combinado con blues y teniendo gran influencia de la música clásica, sentando de esta forma parte de la base del heavy metal. Y como máximo legado musical, Deep Purple nos dejó grandes discos, de entre los que destaca, sin duda, “Machine Head”.
Durante el frío mes de diciembre de 1971, Deep Purple se puso a trabajar en el que sería su álbum número 6, bautizado como “Machine Head”. La forma de trabajar en este disco fue muy particular: lo grabaron en Montreux, Suiza, a bordo del estudio móvil de los Rolling Stones, que no era otra cosa que un camión, con un raquítico equipo de grabación.
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Las cosas pintaban, sinceramente, mal, ya que, por un lado Ian Gillan se encontraba enfermo de hepatitis, y por el otro, los planes iniciales de la banda de grabar este material en el Casino Montreux se vinieron abajo cuando un frenético fanático lo incendió con una bengala, justo durante el concierto de Frank Zappa, aunque este acontecimiento sería positivamente trascendental para Deep Purple.
La banda se encontraba en avanzado camino para encontrar el estilo que tanto anhelaban y que fueron forjando en discos anteriores, pasando por la psicodelia, el blues, acercamientos al funk y a la música clásica, hasta toparse con un rock duro y pesado. Y todo eso que Gillan, Paice, Blackmore, Glover y Lord estaban buscando lo consiguieron en esta placa. En total 7 portentosas canciones integraron “Machine Head”, 7 piezas en las que el poderío y virtuosismo de este quinteto se plasmaron de forma magna, creando así una de las joyas más bellas del rock.
Ya desde la apertura percibimos que la cosa viene intensa, ni más ni menos que con la épica “Highway Star”, 6 minutos de intensidad que hacen que tu corazón se acelere. “Maybe I’m a Leo” suena fantástica, con Jon Lord marcando de gran forma la melodía principal de esta pieza, y qué decir del solo de Ritchie.
La adrenalina regresa con “Pictures of home”, en la que Roger Glover brinda uno de sus mejores trabajos en el bajo, dando cátedra de contundencia, conjugándose de gran forma con el sonido tan peculiar de Paice en la batería. Machine Head continúa ahora de forma divertida con “Never Before”, en la que el desmadre se hace presente de la mano del poderío rítmico de Deep Purple y los teclados de Jon Lord.
Llega después uno de los clásicos de clásicos del rock: “Smoke on the water”, composición basada en el incendio que le arruinó a la banda los planes de grabar en el Casino Montreux; ritmo cadencioso y contundente, teclados que crean la atmósfera precisa para la narración del incendio, Gillan con su característica potente voz y Ritchie dándole al mundo el riff más tradicional de la historia del rock.
Nuevamente Lord toma el protagonismo en este disco con “Lazy”, canción de prolongado intro instrumental y que se convierte en un delicioso rythm and blues. El disco cierra con la poderosa “Space Truckin”, en la cual la banda resume gran parte del sonido que los caracterizaría por varios años más.
Deep Purple se convirtió con este disco en una de las bandas más influyentes de todos los tiempos, creando así una de las piezas angulares de lo que hoy conocemos como heavy metal.
1. “Highway Star”
2. “Maybe I’m a Leo”
3. “Pictures of Home”
4. “Never Before”
5. “Smoke on the Water”
6. “Lazy”
7. “Space Truckin'”
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