Caifanes se presentó este 4 de febrero en Monterrey, ante un lleno total en el Auditorio Pabellón M.
Hablar de Caifanes y la fanaticada de Monterrey es hablar de una relación profunda de amor y pasión; pasa el tiempo y el lazo que existe entre la icónica banda mexicana y el público regio permanece intacto y fuerte, y un claro ejemplo de esto es lo que se vivió la noche de este 4 de febrero en el Auditorio Pabellón M.
Fue cerca de las 9:30 de la noche cuando el escenario del Pabellón M se puso a tono, se apagaron música de ambiente y luces dando inicio así al show de Caifanes, dejándose sonar los acordes de “Dioses ocultos”. Sin parar, la banda continuaría su presentación con “Para que no digas que no pienso en ti”, haciendo vibrar al público en cada acorde, en cada estrofa.
“Gracias Monterrey por tener así de repleto este Auditorio” fueron de las primeras palabras que Saúl Hernández le dedicaría a su público, logrando gran conexión ya desde la parte inicial del show, continuando con el viaje musical a través de los 4 materiales discográficos de Caifanes. “Miedo”, “Nubes”, “Nada” y “Cuéntame tu vida” serían otras de las canciones que se dejaron escuchar, alcanzando niveles de emotividad notables.
A pesar del paso del tiempo y de las complejidades surgidas, la banda suena compacta: Alfonso André como motor del grupo, lució su versatilidad y estilo propio en cada tema, a veces potente, a veces sutil, según la canción en cuestión; por otro lado, siempre será un verdadero deleite presenciar en vivo el trabajo de Sabo Romo, quien es uno de los mejores bajistas que ha dado el rock mexicano; por su parte, Diego Herrera estuvo siempre preciso, ya sea con su sax o teclados, tomando el protagonismo o colaborando con las atmósferas de las canciones; Rodrigo Baills logró cumplir con el difícil papel de guitarrista de Caifanes, a base de talento y voluntad, respetando en la mayoría de los casos la esencia de Alejandro Marcovich; Saúl Hernández, a pesar de los problemas de salud que le aquejaron durante mucho tiempo, pudo mantenerse firme vocalmente hablando, resaltado su capacidad interpretativa en todo momento.
Saúl se dio tiempo para pedirle a su público que se preocuparan por los Derechos Humanos, mencionando que cada persona es “el eje que puede cambiar este país”, dando paso a “Antes de que nos olviden”. Una de las partes más rockeras se daría con “Negro cósmico”, “Detrás de ti”, “De noche todos los gatos son pardos” y “Aviéntame”, canciones con las que los gritos y brincos se hicieron más que notables.
Hace unos días se hizo una campaña mediática en radiodifusoras del país sobre la problemática de Trump y su muro frotnerizo, usando para ello el tema “Aquí no es así” de Caifanes, y ante ello, previo a su ejecución, Saúl agradeció el haber considerado esta canción de “El nervio del volcán” para emprender esta campaña de unificación nacional, agregando que “no hay que hacerle caso a un pinche payaso” refiriéndose a Trump, para terminar por afirmar que “México es invencible, pero no nos hemos dado cuenta”. Llegaría el momento para una de las canciones más populares del rock mexicano, “La Célula que explota”, con la cual la banda se despediría por primera vez del público de Monterrey.
Caifanes regresaría al escenario para una de las partes más emotivas del show. Primeramente tocó el turno de hacer un tributo a David Bowie, tocando la canción “Heroes”, la cual adquiere un valor importante ante la ya mencionada problemática del muro fronterizo. Después de esto se haría ahora un tributo Juan Gabriel, al tocar “Te lo pido por favor”, finalizando con “No dejes que”.
Pero la gente pedía más y Caifanes los complació regresando al escenario por segunda vez. Para cerrar de manera definitiva, la icónica banda mexicana tocaría “Quisiera ser alcohol”, Afuera (con una versión distinta a la original, sin la “mexicanidad” que le caracterizaba, la cual vienen tocando así desde hace algún tiempo), cerrando con “La negra Tomasa”, con todo y pasaje instrumental.
En términos generales Caifanes cumplió: brindó un concierto emotivo e intenso, logrando tocar las fibras más profundas de sus seguidores.