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Álvaro García

Lluvia de festivales de rock en Monterrey y lluvia de mierda

La fiebre de los festivales de rock en Monterrey trae también gran controversia y diversidad de opiniones.

Conciertos, Festivales, Festivales de rock, Monterrey

La fiebre de los festivales de rock en Monterrey trae también gran controversia y diversidad de opiniones.

Nadie puede negar que Monterrey se ha convertido en una plaza importante en cuanto a espectáculos musicales se refiere.

El Machaca, Pal Norte, Hellow, son festivales de música que han alcanzado notoriedad a nivel nacional, confirmándose como eventos ya de gran tradición, que año con año generan grandes expectativas entre los amantes de rock, pop, indie, rap y corrientes musicales cercanas.

Así mismo, han surgido otros festivales que han venido a enriquecer la escena musical de Monterrey, tales como el Live Out, el Unión Indio, el México Metal Fest, el Ska Wars y el Northside.

Además de esta lista hay que recordar algunos festivales que surgieron y que por desgracias ya no volvieron a repetirse, tales como el Rock & Picnic, el Fusión Ska, Monterrey City Fest y Northside.

Esto haría suponer que el público estaría sumamente contento ante tal abanico de opciones musicales, pero tal parece que esto no es del todo cierto.

Cada que se realiza el anuncio de un festival y de su respectivo cartel, se viene una avalancha de reacciones, no todas tan positivas.

Incluso, a veces estos anuncios y revelación de elencos se convierten en causa de ira de parte de muchos sectores del público regiomontano.

Sarcasmos, insultos a los organizadores, menospreciar esfuerzos y demás “linduras” se pueden ver en las redes sociales ante tales situaciones.

Se pueden ver argumentos de que “siempre los mismos”, pero cuando traen a bandas internacionales, no tan conocidas, el argumento es: “grupos que ni en su casa los conocen”.

Cuando en el cartel son muchos grupos se dice: “para qué tantos grupos”; pero cuando son pocos los incluidos, se alega que “es un festival, ¿por qué tan poquitas bandas?”

Si vienen bandas veteranas se hace mofa de que “traen pura polilla”, pero si traen bandas emergentes se les ignora o se les menosprecia.

Si se incluye a varias bandas locales se dice que para qué, si aquí tocan a cada rato; pero si no se incluye talento local se discute que “¿por qué no apoyan al talento local?”

Que si está mal que los festivales sean sólo de un día, que los boletos están muy caros, que por qué empiezan tan temprano, TOTAL: NADA LES AGRADA.

Y peor aún, es que se creen la información falsa en los flyers piratas que circulan en redes sociales, con elencos impensables e imposibles, elevándose las expectativas de manera gigantesca, aumentando la frustración cuando se revelan los verdaderos lineups.

Es notable el grado de “haters” que salen a flote ante el anuncio de festivales de rock en Monterrey; deberían hacer conciencia de que estamos prácticamente en la gloria: tenemos acceso a una gran cantidad de opciones musicales, todo dentro de la ciudad.

Hay otras zonas de la República Mexicana que desearían tener las posibilidades que nosotros tenemos, ya que ellos tienen que hacer el esfuerzo de viajar a otras ciudades para poder disfrutar de un festival musical.

Hay que recordar además que antes era impensable que en Monterrey gozáramos de estos espectáculos; en los 90’s eran contados los eventos de este tipo que llegaban a la ciudad y hoy tenemos cerca de una decena de festivales de gran nivel.

Obviamente cada quien tiene derecho a expresar su sentir y es muy respetable, pero también hay que respetar el gran esfuerzo que realizan las empresas organizadoras de festivales, las cuales realizan, como dijera Héroes del Silencio, una “apuesta por el rock and roll”, la cual es muy arriesgada, puesto que ponen en juego su patrimonio en un evento en el que no hay garantía de éxito (menos en una ciudad como Monterrey).

Si quieren en Monterrey un festival con un cartel similar al que logran reunir en Coachella, Glastonbury, Lollapalooza y demás festivales de primer mundo, tenemos que ayudar a que nuestros festivales les sigan siendo rentables a los organizadores, para que ellos mismos vayan subiendo las apuestas.

Tirar mierda es divertido y hasta terapéutico, pero si le tiran mierda a los festivales de rock y además no responden a dichos eventos, luego no anden llorando porque no hay eventos de rock en la ciudad.

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