‘Ad Astra’ es la nueva película de Brad Pitt sobre ciencia ficción dirigida por James Gray (‘Lost City of Z’) que rinde tributo a cintas como ‘2001: Odisea En El Espacio’ y ‘Apocalipsis Ahora’.
El argumento es directo, Roy McBride (Brad Pitt), es el mejor astronauta del mundo y vive cargando el peso de ser también hijo del mejor astronauta que existió antes que él, su padre.
La inteligencia de Roy y sus habilidades para superar cualquier reto son yuxtapuestas por un misterioso hermetismo y un miedo provocado por traumas del pasado que le impiden entablar cualquier tipo relación emocional con otras personas (vemos breves flashazos de una relación fallida a lo largo de la cinta).
Sin embargo, Roy disfruta de ser un héroe y también la herramienta perfecta.
Su padre, el astronauta Clifford McBride (Tomy Lee Jones) es recordado como una de las figuras claves en la conquista del espacio, y que luego desapareció en una misión misteriosa hace 16 años.
La vida de Roy se basa en llenar los zapatos de esta figura legendaria e idolatrada por todos, pero como usualmente es, nada es lo que parece.
Ad Astra – Tráiler oficial
Se perciben paralelismos entre el personaje de Roy y Brad Pitt. Ambos demuestran una peculiar habilidad de desconectarse de su entorno para alcanzar la meta deseada, y ambos son idolatrados y representan símbolos de esperanza y disciplina.
Desde la primera escena descubrimos que Roy, durante una crisis en una estación espacial responde de manera calmada y calculadora en medio del caos.
Este equilibrio se ve amenazado cuando llega el conflicto principal de la película. El gobierno necesita que Roy acepte una misión súper secreta para salvar al mundo: su padre está vivo en alguna parte del espacio, y solo él puede encontrarlo.
La cinta nos narra una epopeya espacial sobre el peligro de convertirnos en nuestros héroes, y lo necesario que a veces es enfrentarnos a ellos. Al mismo tiempo nos vamos percatando que la figura del padre de Roy está plagada de contradicciones y misterios.
Poco a poco se va moldeando una sombra que siempre ha vivido dentro de Roy, y surge el miedo que siempre le ha tenido a su padre, la ira que siente por su abandono y el horror de pensar que se ha convertido en él, una figura torcida y consumida por el deber y el hambre de conocimiento. Un fantasma perdido en el espacio que representa una amenaza para la vida en la tierra.
El director James Gray nos sumerge en un mundo futurista y a la vez familiar, donde la carrera espacial y las fragilidades humanas van de la mano.
Conocemos los viajes comerciales espaciales, tan monótonos e incómodos como un viaje en clase ejecutiva en avión comercial.
Pasamos un rato en la luna, una base que parece un centro comercial gigante con piratas espaciales ocultos en la oscuridad, a bordo de vehículos como los que usa la NASA en sus expediciones.
Conocemos Marte, similar a una base fría y claustrofóbica en medio de la nada.
Nos alejamos poco a poco de lo familiar al lado de Roy y nos zambullimos en la soledad inmensa del espacio, esa que nos moldea para siempre.
En cuestión de cinematografía ‘Ad Astra’ parece calcado de ‘2001: Odisea En El Espacio’.
Constantemente los personajes permanecen flotando dentro de diminutas naves espaciales. Esta sensación de aislamiento y represión se ve reflejada incluso en los planetas. Tanto la luna como Marte son lugares angostos y llenos de peligro.
Los colores tienen una importancia inusual, desde la tierra y sus tonos fríos y carentes de inspirados, hasta la metálica y bella militarización de la luna, todo se empieza a tornar saturado con las escenas en Marte, donde es casi imposible escapar del color rojo y finalmente en el climax en los anillos de Saturno, los colores estallan en hermosas y poderosas imágenes purpuras y plateadas, que representan el viaje del personaje.
Al igual que los colores, las emociones de Roy eventualmente estallan sin importar que tanto las reprima.
Según el director, James Gray, ‘Ad Astra’ es la culminación de la historia del hombre contra las estrellas, o más bien, del precio de nuestra curiosidad a la pregunta de si hay vida en otros planetas.
La película nos invita a dejar de mirar al cielo y voltear hacia adentro, a nuestra propia oscuridad.
Nos invita a contemplarla y a quererla.