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Ricardo Lira

Molotov “estalla” en el Auditorio Pabellón M

La banda capitalina trajo a Monterrey una avalancha de éxitos, en un concierto que fue sold out. Viernes por la noche, quincena, fin de mes, energía del fin de semana. Todo esto se conjuntó para despedir el horario de oficina y disfrutar del gran concierto de Molotov. La agrupación mexicana tuvo un regreso triunfal al … Leer más

Auditorio Pabellón M, Molotov

La banda capitalina trajo a Monterrey una avalancha de éxitos, en un concierto que fue sold out.

Viernes por la noche, quincena, fin de mes, energía del fin de semana. Todo esto se conjuntó para despedir el horario de oficina y disfrutar del gran concierto de Molotov.

La agrupación mexicana tuvo un regreso triunfal al recinto, después de su última visita en 2019 cuando presentaban su show anterior “El desconecte”.

La noche comenzó con los teloneros de Boats, una propuesta fresca y pesada que dejó a todos los asistentes impresionados. Con guitarras poderosas, batería fuerte, bajos llenos de presencia y una voz con un impacto tan grande como el de un choque en la avenida principal.

Una mezcla de adrenalina y brutalidad, simplemente perfecta para poder darnos una probada de lo que nos esperaba más adelante.

Pasando las 9:30 de la noche las luces se volveron a apagar para anunciar la llegada de Randy, Tito, Micky y Paco.

El banderazo musical se dio con Santo Niño de Atocha, canción con la que arrancaron los típicos sarcasmos y letras ocurrentes que tanto caracterizan a este cuarteto de mexas.

Los clásicos no se hicieron esperar y llegó la primera de muchas rolas que pudimos usar como catarsis: sin preámbulo sonó un bajo indicando el inicio de Chinga Tu Madre, una pieza que nunca puede faltar en una presentación de Molotov y que es inmensamente popular desde su lanzamiento en “¿En Dónde Jugarán Las Niñas?”.

Pocas cosas pueden aliviar el alma como gritar junto a miles de personas un unísono “Chinga tu madre”. Ese tipo de experiencias solo logran que el público respire y olvide los problemas. La terapia musical continuó con Amateur, otro tema imperdible del Con Todo Respeto.

El momento de saludar a Monterrey llegó para ver a Tito agradeciendo a todos por llegar al show y terminar diciendo “chingón, banda”.

La presentación continuó con Money In The Bag, una nueva producción de su próximo disco que esperamos poder llegar a escuchar más adelante este año.

Clásicos como Here we kum dejó sonar sus características guitarras y letras de burla para dejarnos claro el mensaje que tanto tiempo esperábamos volver a oír: Molotov está en la casa.

Más presentaciones de material inédito se dejaron sonar a través de las bocinas del recinto, mismas que nos hacen esperar con ansias nuevas producciones y, ojalá, podamos cantarlas junto a ellos en próximas ocasiones cuando nos sepamos las letras.

Gimme The Power fue presentada por Randy en lo que la gente gritaba fuertemente sabiendo que era la hora de la noche en la que todo el mundo cantaría en conjunto y al unísono.

Molotov es una banda que hace lo que muchos eventos deportivos no pueden hacer; sacar el orgullo mexicano a todo lo que da mientras gritas con pasión “Y si nos pintan como unos huevones no lo somos…. ¡VIVA MÉXICO CABRONES!”.

Escalofríos corrieron por el cuerpo de los asistentes gracias a esa gran letra, por esa banda tan rebelde que siempre ha dado tanto de qué hablar. Hit Me inició inmediatamente después con nuestros cantantes diciendo “Esta es la secuela de Gimme The Power”.

Frijolero anunció su llegada con los inconfundibles acordeones que adornan esta melodía.

Nuevamente vimos a un Molotov cantando canciones que aunque no sean recientes, sus letras siguen (desafortunadamente en algunos casos) tan relevantes como siempre.

Una nueva canción se hizo presente de nuevo. No Olvidamos se presentó a todos, dándonos una historia de los ex presidentes del país y cómo, según los artistas, “le dieron en la madre al país”.

Únicamente estos tres chilangos y un gringo pueden hablar de política como una clase de historia que mezcla la información de forma directa, cruda y graciosa. Pocas agrupaciones logran esa combinación tan bien como Molotov.

Raridades deleitaron a los fans con varios temas que la banda misma dijo que no tocaban tan seguido: Noko, Perro Negro, Pendejo, Quen Pon-ponk. Varias de estas jamás pensarían los fans tener la oportunidad de escucharlas, ya que no suelen ser parte de un set común de la banda.

No podía faltar un buen cover, tan necesario como una cerveza fría en el concierto: “esta es de los Misfits”, anunció Paco Ayala para emocionar a los asistentes con la versión cumbia de Marciano.

“Me convierto en marciano… ¡woah oh oh!”, cantaba todo el presente en el complejo de conciertos, mientras la agrupación de la tarima se deleitaba con los gritos que recibían.

Dance and dense denso retumbó con letras agresivas, baterías rápidas y una energía que muchas bandas jóvenes desearían poder tener.

Dando fin a esta canción escuchamos un último “chingón, banda” antes de que se fueran del escenario nuestros músicos estelares.

Gente gritando, cantando, exigiendo más y más se podía distinguir en todo el Auditorio Pabellón M, gritando “puuuuto, puuuuto” haciendo una referencia entre las tradicionales porras mexicanas y la exigencia de una canción que evidentemente estaba faltando esa noche.

Después de una pequeña ausencia, el público logró su cometido de que Molotov regresara al escenario.

Más Vale Cholo nos contaba esa historia tan tradicional de la banda que impresionantemente el público cantó de principio a fin, casi sin perder una sola palabra. Ni las misas de domingo tienen tanta participación de los presentes.

Mátate Tete, otro clásico de ¿En Dónde Jugarán las Niñas?, se dejaba caer para el deleite y los oídos del público. Gente saltando, gritando, disfrutando era todo lo que se podía ver para darle pasada a la última canción de la noche.

Puto inició su beatbox tan característico que conocemos de toda la vida (e incluso algunos intentamos imitar en nuestra vida) para que toda la gente presente gritara poco a poco y a volumen progresivo “puto, puto, puto”.

“Este no es un himno homofóbico ni un ataque personal”, se mencionó en esta canción, con la letra cambiada por parte de la banda. Una clara referencia a las constantes cancelaciones que realmente llegan a todos los artistas por sus letras tarde o temprano en estas épocas.

El Auditorio Pabellón M acabó lleno de gritos y la banda se despidió de la tarima, aventando plumillas, baquetas, saludos de mano con los que estaban hasta el frente y una sonrisa grande al acabar el set.

Hay pocas bandas que pueden hacer una mezcla perfecta e ideal de letras serias, graciosas, pesadas y ligeras, todo al mismo tiempo. Molotov son unos verdaderos chefs de la música con platillos que pueden deleitar a cualquier fan: desde las cumbias hasta la electrónica, pasando también por el rock clásico y el punk.

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