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la santa cecilia en monterrey

Xoja

Pa´todo mal, La Santa Cecilia

Una noche llena de emociones se vivió en el concierto de la Santa Cecilia en Monterrey.

Foro Tims, La Santa Cecilia

Una noche llena de emociones se vivió en el concierto de la Santa Cecilia en Monterrey.

Así estuvo el concierto de La Santa cecilia en Monterrey.

Si la Santa Cecilia fuera un trago, ¿cuál sería?, esa fue la pregunta que le hice a La Marisoul cuando la entrevisté previo a su presentación en el Foro Tims de Monterrey. Un mezcal, dijo sin titubear. Y no es que yo esperara otra respuesta, sólo necesitaba confirmarlo. 

Anoche, después de dos sold out: uno en CDMX y otro en Querétaro, la banda se presentó por primera vez en solitario en la ciudad.

Dicen que el mezcal se toma a besos. Dicen que se disfruta, no se sufre. El secreto está en ir tomándolo a sorbitos, de lo contrario quema. Anoche, la Santa Cecilia en el Foro Tims fue eso: un buen trago de mezcal. ¿Por qué lo digo? Acá la crónica.

Aquí estamos. Llegamos a tiempo. Desde temprano fuimos entrando, en parejas, en grupos, con la familia completa. 

Minutos después de las nueve de la noche, la Santa Cecilia aparece en escenario y arranca la velada con una tercia contundente para preparar la garganta. La voz de La Marisoul, como descarga eléctrica, nos da el primer sorbito con “Debut y despedida”, “Amar y vivir” y “Nuestro juramento”.

Luego viene un segundo sorbito con “El Andariego”, “Poquita Fe” y “Mar y cielo”, con la maravillosa ejecución de Pepe Carlos, que estremece con su requinto.

“Qué alegría estar aquí con nuestro primer show, siempre hemos venido a tocar a un festival, pero este es nuestro primer concierto aquí en Monterrey, así que muchísimas gracias por estar con nosotros esta noche”, dice. 

Dicen los expertos mezcaleros que si tomas el mezcal y haces gestos quedarás como un novato. Llama mi atención la seguridad con que la banda se mueve en el escenario. Es evidente que esta confianza no se debe solo al trabajo que hay detrás de cada concierto, pienso en que quizás pudo haber sido consecuencia natural de haber tocado en los lugares más incómodos: calles, bodas y velorios, lugares que mencionan con orgullo en sus entrevistas. Observo a Marisol cantar con esa potencia, sin percibir en ella un sobreesfuerzo, y reconozco esa misma naturalidad en los otros miembros al ejecutar sus instrumentos. En correspondencia, el público se entrega sin reservas, cantan desgarrándose la garganta, alzan los vasos y se desatan los pies con las cumbias. Y es que no hay quién se resista a menearse con las cumbias, mucho menos a “Cumbia sobre el río”, del gran Celso Piña. Y es que de nuevo Pepe Carlos lo hace fenomenal con el acordeón. 

Para la mitad del show todos hemos identificado esos sabores y aromas profundos de La Santa Cecilia en el paladar. Es evidente que el calor ha entrado en el cuerpo. Y con esa sensación en la boca vino “El Hielo”, “Yo vengo a ofrecer”, “Nunca más” y “Copa rota”. 

“Mañana no voy a poder hablar”, dice alguien detrás de mí. Y es que cómo podría ser de otra manera cuando las más coreadas eran las de José Alfredo Jiménes.

“Ah, ya los vi con sus vasitos, me hace falta un vasito también de algo”, dijo Marisoul. Y pronto “Oso” (percusión) atendió al llamado ofreciéndole un vaso rojo. 

Vamos por un sorbito más y advertimos el momento del climax, el de las complacencias. Aquí viene, suena “Cuatro copas”, “Me estoy volviendo loca”, “Leña de pirul”,“Como Dios manda”, “Odiame” y “Hielo”. 

Ahora viene el final, el primero, no el definitivo. Pero este dura apenas unos minutos, pues pronto La Marisoul regresa al escenario acompañada de Pepe Carlos para cantar “Almohada”, “El último trago”,“Dos botellas de mezcal” y “Un mundo raro”. 

El trago hizo lo suyo, nos relajó el cuerpo. Ahora sí, es inevitable, es hora de despedirse… pero antes, unas cumbias: “Quiero verte feliz” y “Ella me enamoró”.

Con esta presentación en Monterrey la Santa Cecilia concluye su tour en México. Es un hasta luego. Por ahora, nos vamos con esta agradable sensación en la boca.