The Adicts, una de las bandas más representativas del punk británico, se presentó ayer por primera vez en Monterrey
Cuarenta años tuvieron que pasar para que, por fin, los seguidores regios de The Adicts, pudieran verlos tocar en la ciudad. Anoche lo vivieron.
Fue minutos después de las once de la noche que por fin sucedió el encuentro. The Adicts tomó el escenario. Uno a uno los droogs -los integrantes- fueron apareciendo. Al final se unió Monkey -vocalista-, desfilando, misterioso, lentamente hacia el escenario, encogido, cubriendo parte de su cara con una capa roja. Y los gritos comenzaron. Luego abrió los brazos como abrazando al público y comenzó la fiesta.
Una lluvia de barajas de póquer, papelillos de colores, serpentinas, pelotas adornaron el Escena Monterrey por más de hora y media de show en los que los fans no dejaron de corear cada uno de los éxitos que interpretó la banda.
“Joker in the pack”, “Let´s go”, “Horror Show”, “Tango”, “Easy Way out”, “Numbers”, “Troubadour”, “Fuck it up”, “Fucked up world”, “Life goes on”, “Just like me”, “Johnny was a Soldier”, “I am yours”, “Angel”, “Gimme something”, “Chinese take away”, “Bad boy”, “Crazy”, “Steam roller”, “Who split my beer”, “How sad”, “Viva la revolution”, “4 3 2 1”, fueron las elegidas para este show. Más de veinticuatro cuatro canciones seguidas, sin descansos, una tras otra.
Fue un show enérgico, colorido, memorable, en el que The Adicts sorprendió por su vitalidad en el escenario, su sencillez y entrega. Porque aunque hay tantos años entre aquellos chavos de Ipswich en los setentas, parece que los años no pasan por ellos.
Ayer fue la primera ocasión en que The Adicts se presentó en Monterrey, y sinceramente, creo que será la única. Ojalá me equivoque.