Haggard demostró en el Northside por qué sigue siendo una de las bandas consentidas del público regio.
Fue un festival extremo, en el que el clima estuvo a la altura del evento, lo mismo que los asistentes con las bandas. La lluvia, que no paró durante todo el festival, armonizó perfectamente la tarde.
Mucha gente se dio cita desde temprano, sin importar las inclemencias. Ese día se libraron varias batallas: una contra el clima y, otras tantas, en el slam y en los escenarios. Tendría que haber estado ahí para saber que aquello fue épico.
Tendría que haber estado ahí para entender lo porqués. Por qué a pesar de lo adverso del clima, permanecieron desde temprano y hasta el final. Por qué a pesar de las horas, aún tenían energía para agitar la cabellera. Por qué a pesar de la gran cantidad de fango, no les importó manchar sus mejores botas. Por qué a pesar de los dieciséis grados, no dudaron en llevar a sus hijos al festival. Por qué aún con la incomodidad de la ropa empapada, coreaban sin titiritar.
Tendría que haber estado ahí para entender por qué Haggard era una de las bandas más esperadas del Northside 2016, y la razón por la que desde temprana hora se comenzó a congregar muchísima gente en el Parque Fundidora.
Y es que no era para menos, Haggard es una de las bandas más representativas del death metal sinfónico. Con veintisiete años de trayectoria, doce músicos, y unas de las mejores voces sopranos y tenores del metal, Haggard siempre ha sido una de las preferidas del público regio.
Así, en punto de las 4:10 de la tarde, la banda hizo su aparición en el escenario Corona. Fue un breve show en el que ofrecieron un viaje por su historia. “Per Aspera Ad Astra”, “Upon Fallen Autumn Leaves” y “The Final Victory”, fueron ovacionadas.
El momento glorioso de la tarde fue cuando la banda interpretó “Awaking the Centuries”, acompañados del unísono de los asistentes que corearon de principio a fin.
La sorpresa vino con “Hijo de la Luna”, cover de la banda pop Mecano y única canción de la Haggard completamente en español.
Estuvimos ahí, fuimos testigos de cómo, una vez más, el público regio recibió con júbilo a la banda, que en correspondencia, siempre ha tenido México como su segunda casa. Estuvimos ahí y entendimos el porqué.
