La leyenda sueca el metal progresivo volvió a Monterrey y lo hizo con gran éxito.
Por Elizabeth Ramos
Este 20 de febrero hubo una gran cantidad de metaleros en el Showcenter Complex, a pesar de ser lunes y todo gracias al concierto de Opeth.
Al entrar toda una masa de camisetas negras inundaba el entorno. Gente iba y venía , algunos apurados por entrar y otros relajándose en las áreas de esparcimiento que ofrece este cómodo lugar.
Fue en punto de las 9:01 de la noche cuando Mikael Åkerfeldt y compañía salieron al escenario para apoderarse de él, abriendo con “Ghost of perdition” y el público respondió inmediatamente.
Al terminar, el coro de “Miguelito” se hizo presente como una forma cariñosa para llamar al vocalista y líder. Algunos fans le hicieron llegar a la banda unas camisetas de la selección mexicana y una de los Tigres, la cual no tuvo tan buena aceptación de la gente que comenzó a abuchear.
Continuaron con los temas de “Demon of the fall” y “Eternal Rains Will come” y la emoción se incrementaba en los asistentes que ya estaban totalmente entregados a la banda.
Mikael dio cátedra como frontman, es muy carismático y se dio el tiempo de platicar entre canción y canción, interactuar con la gente desde los de las primeras filas hasta los que estaban en las gradas, haciendo diferentes dinámicas como la de enseñar sus camisetas de bandas tanto de Opeth como de otros grupos.
La interpretación musical de la banda fue magistral, se nota el gran profesionalismo y amor por lo que hacen, lo transmite cada uno de sus integrantes.
Por oro lado, la acústica del lugar ayudó mucho para realzar los momentos tranquilos y melódicos entre los guturales y riffs rasposos.
Y es que Opeth es una banda llena de contrastes y constantes cambios de ritmo dignos de este género.
La producción de primera y el juego de luces estuvo acorde al ritmo de la música, lo cual hizo más disfrutable la atmósfera, dando una sensación envolvente.
Las canciones sobresalientes de la noche fueron “Harvest” y “Burden” que fueron coreadas en su totalidad por los asistentes.
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Ya para terminar los músicos se pusieron las camisetas de la Selección Mexicana que les habían lanzado al principio y la gente enloqueció con ese gran detalle por parte de la banda.
El encore vino con “Sorceress” y la última de la noche fue “Deliverance”.
Fue un concierto lleno de diferentes emociones, contrastes, sensaciones, voces guturales, riffs pesados, pero también de armonía, guitarras acústicas, momentos alegres, dinámicas y mucha conexión con el público, el cual respondió gratamente
Las próximas paradas de Opeth en nuestro país son en Zapopan y en la CDMX.
