El frenetico baterista de The Who falleció el 7 de septiembre de 1978.
En el universo del rock hay personajes que logran reunir virtuosismo y carisma, fórmula bastante difícil de lograr para un músico, y uno de estos casos es el del frenético baterista de The Who, Keith Moon.
Keit Moon nació en Londres, Inglaterra, el 23 de agosto de 1946. Desde temprana edad la música fue el único aspecto que llamaba la atención del inquieto Keith, enfocándose en la batería. Keith Moon estaba sumamente adelantado a su época, tan es así que pocas personas reconocían talento en él, esto debido a su estilo frenético poco ortodoxo, pero las opiniones de terceros poco le importó.
La actitud enloquecida y salvaje sobre el escenario le valió apodos como “El chiflado”, ya que al finalizar el show se ponía a destruir su batería, ya sea pateándola o llenándola de explosivos. No sólo eso, su camino de excesos le llevó a probar todo tipo de sustancias, incluso tranquilizantes para caballos y sedantes para elefante, hecho que le afectó en varios conciertos de The Who.
Pero toda esta energía, virtuosismo, locura y buena vibra llegarían a su fin de manera intempestiva por tanto desenfreno: el 6 de septiembre de 1978 Keith Moon murió en un cuarto de hotel, debido a una intoxicación por sobredosis de tranquilizantes. Después de haber estado presente en una cena que Paul McCartney había ofrecido, Moon, quien se encontraba en tratamiento contra su adicción al alcohol, ingirió la terrible dosis de 32 pastillas de clometiazol, tranquilizante que le fue prescrito para aminorar su ansiedad por el alcohol, de las cuales bastaron sólo 6 para matarlo.
De esta triste forma se extinguió una intensa llama del rock: el loco Keit Moon.