El Café Iguana regresó a la actividad el 23 de agosto de 2013, luego de 2 años de ausencia.
La vorágine de la violencia nos cimbró a todos en Monterrey. El año 2011 dejó marcadas de por vida a personas, familias y a la sociedad regia en general, y su juventud vaya que lo resintió.
Las luces y bocinas del antro de Diego de Montemayor tuvieron que ser apagadas por 2 largos años, hasta que el ruido y la fiesta regresaron para darle cabida a los “animales nocturos” de Monterrey, ávidos de rock, cerveza y relax.
Fue el 23 de agosto de 2013 la fecha pactada para la reapertura. Habría concierto en el escenario principal, a cargo de Insite, y el área de bar estaría igualmente abierta.
Las expectativas eran muchas, al igual que las dudas, el nerviosismo y el escepticismo. ¿Responderá la gente al llamado? ¿Pasará algo? ¿Será lo mismo que antes o se perderá la magia? Eran estas algunas de las interrogantes que surgieron y lo que pasó esa noche dio respuesta contundente a esos y otros cuestionamientos más.
Fue apoteósico el regreso del Café Iguana. Mucha gente se quedó afuera, haciendo filas interminables, porque adentro estaba a su total capacidad.
El ambiente fue festivo. Hubo una comunión notable entre la raza de distintas generaciones: estaban presentes los de antaño, los de “la vieja guardia”, conviviendo con los más chavos, con los que tenían su primer encuentro con el mágico “Café”.
De igual forma hubo diversidad de estratos sociales, de gustos, de profesiones: fue una fraternidad la que se logró alcanzar esa noche, cosa que muchos veíamos si no imposible, sí lejana de conseguir.
Pudo más la fiesta y el rock.
En estos 4 años el Café nos ha dado mucha música y refugio a las almas rockeras. El antro se mantiene vigente, activo y firme, en franco crecimiento y constante mejora.
¿Le queda larga vida al Café Iguana? Todo parece indicar que sí.
