El primer disco de The Doors se grabó en un tiempo récord y se publicó el 4 de enero de 1967.
A principios de agosto de 1966, el dueño de Discos Elektra, Jac Holzman y el productor Paul Rotchild, fueron al mítico Whisky A-Go-Go por recomendación del cantante del grupo Love, Arthur Lee, ya que en ese lugar tocaba un cuarteto de impacto que rompía con la “ñoñez” tradicional de muchas bandas del circuito californiano…se llamaban de The Doors.
Impactados por la fuerte presencia escénica de Morrison y la contundencia de la banda en general, Jac y compañía convencieron al cuarteto de firmar con Elektra y tan solo 8 días después de haber firmado su contrato la banda se metió al estudio de grabación para trabajar en el que sería su álbum debut.
La mayoría del material que compone este disco debut ya estaba bastante trabajado por Morrison, Krieger, Manzarek y Densmore, por lo cual el álbum lo grabaron en menos de una semana.
De hecho algunos de los temas quedaron en una sola toma y no se recurrió a ningún efecto rimbombante de estudio, decisión que resultó acertada, ya que en este disco queda retratada de forma precisa la esencia salvaje de The Doors.
Este disco titulado simplemente “The Doors” se publicó el 4 de enero de 1967.
Las temáticas abordadas por el cuarteto californiano están plagadas de referencias al sexo, las drogas y los excesos, teniendo siempre un lenguaje poético, resultado de las influencias de autores como Blake, Baudelaire y Rimbaud.
Destacan sin duda la épica “The End”, canción que resulta un ácido e inquietante viaje que termina con uno de los pasajes más controversiales del rock, en donde un aire edípico se hace presente.
Por otro lado, “Break on through” es un tema potente, lleno de un frenesí psicodélico. “The Crystal Ship” es una canción enigmática, llena de melancolía;.
El ambiente casi festivo de “Twentieth Century Fox” va de la mano de los covers “Alabama Song (Whisky Bar)” y “Backdoor Man”.
El hitazo comercial del disco sería obra no de Morrison, sino del jovencísimo guitarrista Robby Krieger, quien creó una de las canciones más populares de la historia del rock, “Light my fire”, odisea desmadrosa de deseo, que de inmediato se convirtió en un éxito de popularidad.
El legado de este disco es enorme, está considerado dentro de los 100 mejores discos de rock de todos los tiempos y como uno de los mejores álbumes debut.
El estilo plasmado por The Doors en este primer álbum los distinguió del resto de bandas del momento: sí eran psicodélicos, pero eran salvajes y su música así lo demostraba.