Rick Davies, pianista, cantante y cofundador de Supertramp, murió el sábado 6 de septiembre de 2025 a los 81 años, tras una larga batalla contra el mieloma múltiple. La noticia se dio a conocer el 8 de septiembre y fue confirmada mediante un comunicado difundido en las redes oficiales de la banda.
Nacido en Swindon, Inglaterra (1944), Davies fue una de las dos voces que definieron la identidad del grupo junto a Roger Hodgson. Su registro grave y el inconfundible pulso de su Wurlitzer marcaron el carácter de piezas emblemáticas del repertorio. Entre las canciones que escribió o coescribió figuran “Bloody Well Right” y “Goodbye Stranger”, mientras que la banda también es recordada por éxitos compuestos por Hodgson como “Give a Little Bit” y “The Logical Song”.

El proyecto nació en 1969 bajo el nombre Daddy y adoptó el nombre Supertramp en 1970. Durante la década de los setenta, la sociedad creativa Davies–Hodgson entregó una racha de discos fundamentales que culminó en 1979 con Breakfast in America, obra que alcanzó cuádruple platino en Estados Unidos.
Tras la salida de Hodgson en 1983, Davies sostuvo el estandarte de Supertramp con nuevas alineaciones: hubo actividad hasta 1988, un regreso entre 1996 y 2002 y un nuevo periodo en los escenarios entre 2010 y 2011. Una gira planificada para 2015 se canceló tras el diagnóstico de cáncer de Davies; aun así, encontró espacio para tocar con el proyecto Ricky and the Rockets, incluyendo una presentación en 2022 en Long Island, Nueva York.
El comunicado que anunció su muerte subraya su calidez fuera del escenario, su devoción por su esposa, Sue, y la influencia del jazz, el blues y el rock & roll en su manera de tocar y componer. Ese cruce de sensibilidades ayudó a moldear el inconfundible sello pop–progresivo de Supertramp, tan sofisticado como accesible.
Un legado indeleble
Davies no solo fue el motor musical de la banda; también dio coherencia a una propuesta que combinó melodías memorables, arreglos elegantes y una personalidad sonora reconocible al instante. Para revisitar su huella, bastan dos paradas: el filo rítmico de “Bloody Well Right” y la melancolía luminosa de “Goodbye Stranger”. Su obra sigue respirando en radios, playlists y escenarios, prueba de que las grandes canciones —como él mismo— trascienden el tiempo.