La perfección en la dupla vocal de Layne Staley y Jerry Cantrell fue factor clave en el éxito de Alice in chains.
Alice in chains no es una banda cualquiera, 5 álbumes de estudio, millones de discos vendidos, épicas giras, emotivos e intensos conciertos alrededor del mundo, escándalos y muerte han sido parte de los elementos que se conjugaron en la apasionante historia de la banda. Pero hay un facto clave en el éxito de Alice in Chains: el perfecto juego de voces de Layne Staley y Jerry Cantrell.
Dos voces haciendo grandes arreglos musicales.
En efecto, la armonía vocal lograda por ambos en los primeros 3 discos es, simplemente, fascinante. De hecho la historia de Alice in chains surge precisamente cuando Layne y Jerry se conocieron en 1987; de inmediato hicieron “click” en cuanto a gustos musicales y objetivos y de inmediato trabajaron en el proyecto que iría creciendo de manera imbatible, logrando su debut discográfico en 1990, titulado “Facelift”.
Ya desde este álbum apreciamos a una mancuerna vocal alucinante, cosa que se repetiría en “Dirt” (1992) y “Alice in chains” (1995), más los EP’s “We Die young” (1990, un mes antes de “Facelift”), “Sap” (1992) y “Jar of flies” (1994)
La versatilidad lograda es notable, a veces la pareja generaba armonías tétricas, oscuras, en otras ocasiones alcanzaban niveles de melancolía brutales, incluso aires casi celestiales. Pocas mancuernas vocales rockeras han alcanzado lo logrado por Cantrell y Staley, ese grado de emotividad, poderío, oscuridad, melancolía.
Desafortunadamente esto duró poco, ya que en 2002 Layne murió, víctima de las drogas a las que no pudo vencer jamás, dejando un legado imborrable, que aun hoy en día permanece más que vigente.