Joy Division es una de las bandas más influyentes de todos los tiempos y esta es su canción insignia.
Hay canciones que marcan la carrera de una banda y que la llevan al éxito, por lo regular son melodías que se quedan clavadas en el imaginario colectivo de varias generaciones, convirtiéndose en verdaderos himnos. Pero, ¿qué pasa cuando surge una de estas canciones y su creador ha fallecido antes de que dicha rola haya salido a la luz? Este es el caso de “Love will tear us apart” de Joy Division.
Joy Division, banda originaria de Manchester y conformada por Peter Hook en el bajo, Stephen Morris en la batería, Bernard Shaw en guitarra y el legendario Ian Curtis en la voz, es un grupo que no duró ni 4 años, pero que a pesar de su corto periodo de vida se convirtió en una de las agrupaciones más influyentes de todos los tiempos.
Después de tocar ajetreadamente por toda Europa, llegó un momento en el que la turbulenta mente de Ian Curtis no pudo más y se derrumbó ante los conflictos que le originaban la fama, las extensas giras, su matrimonio fallido y los demonios internos que lo atormentaron a lo largo de sus 23 años de existencia, terminando por suicidarse.
Justo un mes antes de este terrible hecho, Joy Division sacó a la luz un sencillo que era dolorosamente bello, llamado “Love will tear us apart”. En esta pieza, Ian Curtis vomita todo su amor, todo su dolor, toda su desesperación; ya desde el nombre nos damos cuenta de que la cosa viene seria: “El amor nos destrozará”. Y, a pesar de esta temática y atmósfera tan densas, esta canción se convirtió en el mayor éxito comercial del cuarteto británico, lástima que Ian ya no estaba en este mundo para ver el resultado de su creatividad.
“Love will tear us apart” se escribió entre agosto y septiembre de 1979; como se puede ver, la letra es claramente basado en vivencias del mismo Ian, su fracaso nupcial (estaba casado con Deborah Woodruff, a quien conocía desde la secundaria) y su affair con una fan y periodista belga, llamada Annik Honoré, hacían que su mundo se viera tormentoso, y así, de ese entorno tan negativo, logró crear una de las mejores canciones de todos los tiempos.
Aquí no hay luz al final del túnel, aquí el doloroso e inevitable final se da sin miramientos, sirviendo esta canción como un presagio de lo que estaba por venir; es, tal vez, el mensaje póstumo de Ian Curtis, sincerándose consigo mismo y con los demás, a través de lo que mejor sabía hacer: componer canciones
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