Emotividad, sentimiento y mucha intensidad fue lo que Pearl Jam derrochó en el concierto que dieron en México el 28 de noviembre de 2015, el último que han dado en suelo mexicano.
Poco más de 60 mil personas vibraron ante la maestría y pasión de Eddie Vedder, Jeff Ament, Mike McCready, Matt Cameron y Stone Gossard, convirtiéndose este concierto en una verdadera comunión entre la banda y el público.
La jornada inició a las 20:45 horas, comenzando de manera íntima con “Pendulum” y “Release”, creando atmósferas sumamente melancólicas las cuales contrastaron con los gritos de júbilo de los fans de Pearl Jam, quienes demostraron las enormes ansias que tenían por este reencuentro con el grupo de Seattle.
La noche se puso intensa con canciones cargadas de punch, como la clásica “Do the evolution”, “Breaker fall” y “Corduroy”.
El primer momento electrizante de la noche se dio cuando Mike McCready se bajó del escenario y se fue directo con el público de la primera fila, subiéndose a la valla de contención para desde ahí aventarse uno de sus característicos solos de guitarra.
Eddie Vedder estuvo en constante comunicación con el público, a quienes saludó en español, apoyándose en un texto que traía escrito, mencionando entre otras cosas que “la felicidad es un acto de desafío”, frase que arrancó una carretada de aplausos.
Pearl Jam continuó recetando hits sin piedad alguna, sonando “Even Flow”, “Daughter” y “I want you so hard”, canción original de Eagles of death metal.
Uno de los momentos más emotivos de la noche se dio cuando Eddie Vedder habló sobre un fan llamado Fernando, el cual murió a los 25 años de edad y cuya familia se encontraba presente en el concierto, a quienes les dedicó “Sirens”, la canción favorita de Fernando, la cual Eddie cantó con tanta pasión que hizo que a la mayoría se le erizara la piel.
Después sonaron “Lighting bolt” y “Rearview mirror” y con ellas la primer despedida de Pearl Jam del escenario, regresando minutos después para dar una serie de covers como “Throw your arms around me” de Hunters and collectors, “Imagine” de John Lennon, “Comfortably numb” de Pink Floyd, además de una canción de la faceta solista de Eddie Vedder, “Sleeping by myself”.
Un aspecto a destacar fue el impactante juego de iluminación y la producción de video, contando con una gran cantidad de cámaras, lo cual enriqueció enormemente la experiencia vivida.
Si ya en ese momento el concierto se había mantenido en un nivel de emoción gigantesco, faltaba lo mejor por venir con las canciones “Animal”, “Save you”, “Faithfull”, canción dedicada a una fan que se encontraba en la primera fila, momento en el que Vedder bajó del escenario para cantarle cara a cara a la chica.
El momento más alto de la noche se dio con la clásica “Black”, incluida en el álbum debut de Pearl Jam, la cual fue cantada por todo el público viéndose embellecido el Foro Sol con las luces de encendedores y celulares, convirtiéndose aquello en una experiencia épica, tanto que en la parte final de la canción, los miembros de la banda se mostraron sumamente emocionados con las lágrimas a punto de brotar.
Después de “Porch” Pearl Jam se despedidió de nuevo y regresó nuevamente para cerrar de forma intensa con “Last Kiss”, canción dedicada a un miembro del staff quien se despedía esa noche de las giras después de 28 años de estar con el grupo, continuando con “Jeremy”, canción icónica de los 90’s, después de la cual se hizo un espacio para felicitar a Matt Cameron, baterista del grupo, quien estaba cumpliendo años, para lo cual la banda y el público le cantaron el “Happy Birthday to you” y después “Las Mañanitas”, ésta última canción a iniciativa de Eddie Vedder.
La parte final llegó de la mano de “Better man”, “Alive”, “Rockin’ in a free world”, canción de Neil Young, en la que se dio una lluvia de vasos (vacíos y otros con líquidos diversos), finalizando con la clásica “Yellow ledbetter”, cerrando de esta forma un concierto épico, apasionante, que no defraudó y que confirmó que Pearl Jam es una banda como pocas, que no solo se sube a tocar y a cobrar, sino que dejan el alma en el escenario.
¡Cómo hacen falta más bandas como Pearl Jam!