“Destroyer” representa uno de los puntos más altos en la carrera de Kiss.
Kiss ha dejado para la posteridad varios discos y canciones que han trascendido de forma enorme en la historia del rock. Dentro de las obras de Kiss destaca una de forma particular, ya que con ella dieron un paso adelante en su carrera, tanto en el aspecto comercial como en el artístico, me refiero a “Destroyer”.
Kiss se metió al estudio de grabación en septiembre de 1975, para trabajar en el que sería su disco número 4. La presión era en verdad grande, los 3 discos anteriores se habían vendido bastante bien pero requerían de un disco que terminara de confirmar al grupo como una banda poderosa y no como un grupo pasajero, y lo lograron. Le tomó a Kiss poco más de 6 meses terminar el disco, obteniendo resultados completamente satisfactorios en todos los sentidos.
Obras maestras del rock: “Destroyer” de Kiss
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En total 9 canciones conforman esta placa, de las cuales ninguna desentona, todas tienen gran personalidad y un peso específico importante; la banda fue ambiciosa en este disco y se atrevió a emplear a una orquesta sinfónica, y a realizar composiciones más complejas que en sus trabajos anteriores.
Este álbum de Kiss abre de forma contundente con la clásica “Detroit Rock City”, en lo que puede ser una de las mejores aperturas de un disco de rock; después de este poderoso incio llega “King of the night time world”, con la cual la intensidad se mantiene alta. El tercer track constituye, sin duda, una de las mejores canciones en la carrera de Kiss: “God of thunder”, canción densa y oscura, en la que cada uno de los integrantes de la banda luce de gran forma. La calma llega con “Great expectations”, canción de corte inspirador. “Flaming youth” es el quinto track de “Destroyer”, con la cual el estilo de Kiss queda de manifiesto.
La voz de Gene suena de maravilla en “Sweet Pain”, con ese ritmo tan pegajoso que Kiss solía crear con frecuencia. En este gran disco se incluye otro clásico ya no sólo de la banda, sino del rock en general, la grandiosa “Shout it out loud”, cuya aura fiestera hace que sea una de las consentidas del público. El disco cierra de gran forma con otros 2 clásicos, por un lado “Beth”, balada que llevó a Kiss a ganarse fanáticos no rockeros, la cual es cantada por Peter; por otro lado, está “Do you love me”, canción que no desmerece y que se mantiene como uno de los momentos altos de este disco.
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Kiss terminó de confirmar su etiqueta de banda importante con este álbum, catapultándose a la fama y representando un paso adelante en su carrera desde el punto de vista musical.
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