La alineación original de la banda se presentó por primera vez en Monterrey como parte del Carnival of Sins Tour.
Hace 12 años, la cantidad de conciertos de artistas internacionales en la ciudad se encontraba en aumento con la inauguración de la Arena Monterrey.
Bandas legendarias como Kiss, Def Leppard y The Cure pisaron el recinto regiomontano durante los primeros 24 meses del recinto, pero nada se comparaba a lo que iba a llegar un 22 de marzo del 2006.
Después de casi un poco más de seis años, Mick Mars, Nikki Sixx, Vince Neil y Tommy Lee dejaron atrás sus diferencias y se reunieron para gusto (y sorpresa) de la comunidad rockera.
Eran finales del 2005 y la noticia llego a oídos de todo el país: la alineación original de Mötley Crüe se presentaría por primera vez en dos ciudades mexicanas, una era la capital y la segunda Monterrey.
Los boletos salieron a la venta en diciembre y los fans no dudaron en elegir su regalo de Navidad, el cual llegaría durante la primavera del siguiente año.
Esta no era la primera vez que Mötley ofrecía un concierto en Monterrey ya que dos diferentes alineaciones visitaron el Teatro Fundidora en 1994 y 2000, con John Corabi en la voz y Samantha Maloney en la batería, respectivamente.
Tras una exitosa gira con temática circense titulada “Red White and Crüe”, la banda californiana agregó una serie de conciertos en el resto de Estados Unidos y México, la cual cambiaría de nombre a “Carnival of Sins”, con justa razón.
Como no hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla, el calendario marcó por fin ‘Miércoles 22 de marzo del 2006’.
La expectativa era muy grande, pues debido a la época, no era tan fácil enterarse de lo que sucedería una vez que el reloj marcara las nueve de la noche.
La única manera de saber qué había detrás del telón era haber visto un concierto transmitido por cable, pero ni siquiera tener una noción de lo que sería el show era preparación suficiente para los asistentes.
Una vez en el lobby de la arena, el primer vistazo que se podía dar a través de los accesos al graderío, eran dos plataformas suspendidas en las alturas, pero el impacto llegaba una vez cruzando las cortinas.
Erguido en un extremo de la cancha, se encontraba un descolorido telón rojiblanco que colgaba de dos carpas, en iguales condiciones. No era un circo en decadencia, era el escenario.
El público fue llegando lentamente, a tal grado que parecía que el recinto luciría a menos de la mitad de su capacidad, sin embargo, al momento que se apagaron las luces, más de siete mil Crüeheads llegaron a un verdadero carnaval de pecados.
Dos pantallas a los costados mostraron un cortometraje animado en stop motion en el que el cuarteto busca una manera de detener un asteroide (llamado Sean Connery).
Luego de un par de minutos llenos de referencias y mucho humor negro, llegó al escenario un pequeño pero horroroso payaso a dar la bienvenida con dos bailarinas y música de System of a Down como fondo.
La adrenalina estaba al tope y justo cuando los regios creyeron que la emoción no podía ser superada, se escucharon los primeros acordes de “Shout at the Devil” junto a los gritos y aplausos de la gente, que estalló al ver a Neil, Sixx, Lee y Mars rodeados por fuego en un circo de tres pistas mientras el telón se levantaba. La formación original de Mötley Crüe estaba presente.
Uno a uno, los éxitos de la banda fueron recetados sin parar, iniciando con “Too Fast for Love”, “Red Hot” y “Ten Seconds to Love”, tema en el que las bailarinas hicieron lo suyo en un muy revelador vestuario. Primera de varias ocasiones de la noche.
El frenesí arribó con “Looks That Kill”, al igual que la pirotecnia en “Louder Than Hell” y “Live Wire”, última canción del primer acto.
La dinámica del inicio se repitió. Se proyectó la segunda parte del cortometraje en las pantallas y Mighty Mike, quien salió de payaso en el primer acto, apareció como un motociclista para anunciar “Girls, Girls, Girls”.
Las chicas bailaban, la raza saltaba y el ambiente de la Arena Monterrey se volvió salvaje con “Wild Side” y “Primal Scream”. Nikki Sixx dio seguimiento a la locura con su solo de bajo y teclado en el que, asemejando a un científico loco, se llenó de fuego y pirotecnia.
Después del momento romántico de la velada con “Home Sweet Home”, “Without you” y “Glitter”, la cual fue acompañada con un acto de danza en telas, uno de los tantos actos circenses de la noche, entro los que destacaban traga fuegos y malabaristas, aunque no tanto como el “trapecista” principal.
Tommy Lee bajó del escenario para atravesar al público y volar con un arnés a las plataformas en lo alto para realizar su solo de percusión con objetos como sierras, extinguidores y botes de metal mientras se columpiaba de una plataforma a otra. Nada extraño para el baterista.
El concierto se acercaba al final pero los éxitos seguían corriendo. “Dr. Feelgood” con enfermeras sexys y una boda lésbica en “Same ol’ Situation” siguieron ambientando al público.
Tommy volvió a tomar el mando con su sección Tommy Cam, en la que grababa mujeres del público levantando sus blusas y transmitiéndolo en las pantallas del lugar. Luego de la interpretación de “If I Die Tomorrow” y “Sick Love Song”, el set terminó lleno de energía y pirotecnia con “Kickstart my Heart”.
Monterrey pedía más, por lo que el inflable de un payaso gigante se levantó sobre el escenario y todo el elenco del circo reapareció para despedirse de su público con “Anarchy in the U.K.” de los Sex Pistols.
Fuego, agua, humo, confeti y mucha música salieron del escenario para cerrar un gran show con un gran boom.
Mötley Crüe regresó a la ciudad en el 2008, 2011 y dijeron adiós en el Final Tour 2015.
Cada uno de los seis conciertos de la banda en la Sultana del norte fueron memorables, pero ninguno como la primera vez que los miembros originales visitaron tierras regias para dar una espectacular función verdaderamente pecaminosa.
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