Fue una noche de clima templado y tráfico intenso. Llegué a tiempo, casi por suerte, después de más de una hora y media metida en el tráfico. Y me encontré con auditorio que no parecía poder llenarse.
Eran las nueve de la noche, hora marcada para inicio del evento, y no dejaban de llegar personas. Me sorprendió no ver aquello repleto de verde, amarillo y rojo (aunque fuera sólo por cliché); era viernes, y en su lugar había muchos atuendos de oficina. El público, en su mayoría, menor de treinta; parejas y grupos.
Eran las nueve quince y el auditorio comenzó a llenarse. Fue curioso que todos los “de pie”, en la zona general, decidieron que el mejor lugar para colocarse era hacia la derecha del escenario. Diecisiete minutos después de las nueve de la noche, Mariano (Dread Mar I) acompañado de su banda “Los guerreros del Rey”, apareció de súbito en el escenario. Por cierto, un escenario sin más artificio que ellos y sus playeras anaranjadas.
“No convencerán” arrancó los gritos que no pararon durante todo el concierto. Le siguió “El brillo de los dos”, “En el seno del amor”, “Laberintos”, “Lo sabes” y “Reconozco”.
Y luego vino: “Mi amor”, y todo explotó. Los celulares grabando, las bocas cantando, los besos. Lo mismo con “Hoja en blanco”, que llegó un par de canciones después. Hubo una chica detrás de mí que no dejaba de gritar: ¡Mariano, te amo!, aunque estábamos en la localidad más alejada al escenario.
Mariano iba y venía de un lado a otro del escenario, al igual que el público, que oscilaba en: sentados, de pie, con celular en mano y cantando. Era aquello como la materialización del sentimiento Dread Mar I en vivo, como una ola humana.
Fue un recorrido por más de diez años de historia, en las que el público no dejó de corear, sobre todo en las imprescindibles de la banda: “Árbol sin hojas”, “Tú sin mí”, “Así fue” y “Nada”. Un set list que no dejó insatisfechos.
Una vez más, Dread Mar I lo hizo. Con el show de anoche, se reafirmó como el exponente preferido de la escena reggae en Monterrey.