Sam Fogarino le da a Interpol uno de sus sellos distintivos.
La riqueza musical de Interpol es vasta.
Esta agrupación neoyorkina surgida en 1998 fue haciéndose de renombre gracias a su estilo, un post punk revival de aires por momentos sombríos y en otros densos, lleno de atmósferas hipnóticas, en donde el juego de guitarras de Paul Banks y Daniel Kessler resalta, aunado al trabajo en el bajo hecho anteriormente por Carlos Dengler (quien salió de la banda en 2010, después de grabar el disco “Interpol”), pero hay otro factor importante que ha llevado a Interpol a altos vuelos, el motor rítmico de la banda: Sam Fogarino.
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Sam Fogarino, quien nació el 9 de agosto de 1968 en Filadelfia, Estados Unidos, empezó a participar en varias bandas a principios de los 90’s, hasta que en 2000 recibe la invitación de Daniel Kessler para ingresar a Interpol en sustitución de Greg Drudy; a partir de ahí Interpol inició su brillante ascenso en el mundo del rock.
Poseedor de un estilo bastante particular, Sam Fogarino puede “acariciar” su batería o golpear brutalmente tambores y platillos.
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Sus ritmos y combinaciones suelen ser complejos y en algunos casos poco convencionales, manejando velocidades diversas, teniendo gran tino para escoger el momento adecuado para permanecer al fondo de la canción y cuándo resaltar y lucir.
Es tanta su calidad que varios artistas han querido reclutar al baterista de Interpol, entre ellos Marilyn Manson, aunque Sam rechazó dicha invitación.
Basta escuchar “Obstacle 1”, “The New”, “Take you on a cruise”, “Who dou you think”, “Pioneer to the falls”, “Heinrich Maneuver”, entre otras canciones para notar la calidad de Sam Fogarino.
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Así que si eres de los que solo le presta atención al vocalista o al guitarrista de una banda, te recomendamos darle también atención al trabajo de los bateristas, te sorprenderá percibir la riqueza que algunos de ellos le aportan a tus canciones favoritas, como en éste caso.
