El 22 de septiembre de 1993 Caifanes participó en la Feria Monterrey y su concierto fue por momentos un tanto caótico.
La relación de amor entre Caifanes y el público de Monterrey fue casi de amor a primera vista o más bien a “primera oída” y que es que no hicieron falta muchos años para que la banda capitalina se volviera una de las consentida de la raza regia.
Son ya muchas las tocadas que han dado en nuestra ciudad, muchas de las cuales han sido especiales por diversos motivos y una de ellas es la que dieron el 22 de septiembre de 1993 en el Teatro del Pueblo de la Feria Monterrey, que no era otra cosa que las instalaciones del Estadio de Béisbol Monterrey.
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En ese momento Caifanes vivía un momento transición. Estaban aún promocionado el disco “El Silencio”, sin embargo ya no estaban en el grupo ni Sabo Romo ni Diego Herrera, quienes optaron por seguir otros caminos.
Sin embargo el público regio estaba ansioso por ver a los Caifanes en vivo y poco más de 25 mil personas asistieron al show.
Ya desde el comienzo hubo ciertas “molestias” para los asistentes, ya que en la entrada hubo intensos controles de acceso.
Además algunas personas intentaron brincarse la barrera para llegar al área de cancha, por lo que tuvo que intervenir el personal de seguridad aplicando el uso de la fuerza en algunos de los implicados, mientras algunos otros sí lograron su cometido.
Se vivieron momentos de fuerte tensión, ya que hasta el gas lacrimógeno se hizo presente.
Pero el show comenzó y el ambiente rockero se empezó a respirar y la calma volvió gracias a canciones como “Dioses ocultos”, “Detrás de ti”, “Nubes”, “Piedra” y otros temas que ahora son clásicos del rock nacional.
Desafortunadamente también se presentaron diversos problemas de audio que desesperaron a un sector de los fans.
Esto se conjugó con el furor de varios de los presentes, al grado de que las emociones se desbordaron y algunos optaron por aprovechar el lodo generado por las lluvias que se habían presentado en la ciudad en esos días, para usarlo como proyectil.
Así de la nada se armó “una guerra de lodo”, cuyos “proyectiles” impactaron en varios fans, generándose así un desorden total, una situación caótica.
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A Saúl no le pareció algo muy agradable y tomó el micrófono para recriminar el acto.
“Bueno, pues qué pinche desmadre está armando esta bola de culeros que están aventando lodo… no la chinguen, vamos a demostrar que no somos enfermos mentales ni animales, así que por favor ya cálmense”, dijo Hernández, causando reacciones diversas.
Por un momento todo se calmó pero de repente, la “guerra de lodo” volvió y Saúl casi recibió un impacto de lodo, mientras que parte del equipo de la banda, incluyendo teclado y bocinas, recibieron “recuerditos” de fango.
Afortunadamente la situación no pasó a mayores y el concierto continuó, terminando con un saldo blanco y una anécdota para recordar.