Con “Violator”, Depeche Mode confirmó que eran más que un proyecto interesante, que eran una banda de época.
Música electrónica con tintes de rock, es lo que brilla de forma intensa en “Violator”, séptimo disco de estudio de Depeche Mode.
Fue el 19 de marzo de 1990 cuando este disco vio la luz, impactando de lleno en la escena musical mundial, gracias a su frescura, atmósferas densas, sensuales y oscuras.
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Los trabajos de grabación se dieron desde 1989. El reto era importante para Depeche Mode, ya que con sus 6 trabajos discográficos previos lograron abrirse camino y hacerse de un nombre, pero necesitaban explotar definitivamente, para lo cual requerían de una obra que los catapultase a lo más alto del éxito. El reto lo ganaron y con creces.
“Violator” consta de 9 temas, en los que Depeche Mode logra dar un paso adelante, pero manteniéndose fieles a su estilo.
Se percibe gran madurez en las composiciones de la banda, esto se debe, claro, al crecimiento, inquietud y calidad musical de cada miembro del grupo, pero también al excelente trabajo de Mark Ellis, el productor de este disco, quien supo darle fluidez a las ideas de los músicos, sobre todo en lo referente a no tener atadura alguna a la hora de hacer música.
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“Violator” es, en suma, un disco perfecto y contundente, que fue marcando una forma de hacer música en una escena tan confusa como la que se vivía en el cambio de década (80’s-90’s).
Todos los sencillos se convirtieron en hits inmediatos. El primero en ser expuesto fue “Personal Jesus”, el cual les representó un magnetismo mediático brutal, gracias al poderoso riff, atmósferas oscuras y a la letra.
Después vino la maravillosa “Enjoy the silence”, la cual terminaría por clavarse en el ideario colectivo de principios de los 90 y de generaciones subsiguientes, gracias a su emotividad y ritmo bailable.
Por si esto fuera poco llegaron 2 sencillos más a terminar de consolidar este 7° trabajo de Depeche Mode: “Policy of truth” y “World in my eyes”.
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El resto de los cortes no es material de relleno, al contrario, cada pieza posee una magia especial y bien podrían haber sido sencillos.
A pesar del paso del tiempo, de las modas, de la forma de hacer y entender la música, este disco se mantiene como una obra sumamente trascendental e influyente, una obra maestra de la música popular de los últimos tiempos.
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